La diferencia entre artrosis y artritis
¿Quieres saber qué diferencia hay entre artrosis y artritis? Estás en el lugar correcto - vamos a por ello.
La diferencia entre artrosis y artritis
Estas dos enfermedades reumáticas suelen confundirse ya que su nombre es muy parecido y no hay muchas palabras que comiencen con esa combinación de letras. Seguramente ya sepas que ambas están relacionadas con las articulaciones, pero quizás no sepas que son más frecuentes en las mujeres ni cuál es la diferencia entre una y otra. La artrosis es un proceso degenerativo crónico y apunta principalmente al cartílago. Es decir, a eso que provoca que dos huesos no rocen. Por ello, cuando hay un deterioro se pierde flexibilidad y el roce causa dolor.
Por su parte, la artritis consiste en una inflamación de la membrana sinovial. Es decir, que el líquido que lubrica la articulación se esparce y no se absorbe. Entonces, se siente mucho dolor porque el hueso erosiona contra el cartílago. El tipo de dolor en una y en otra enfermedad es muy parecido, por lo que para saber si se trata de una o de otra hay que acudir a un médico que con certeza le solicitará realizar varios estudios como análisis de sangre, radiografías y análisis del líquido de la articulación en cuestión.
¿Ambas se tratan de la misma manera?
Lamentablemente, en el caso de la artrosis no hay una cura identificada. Sin embargo, existen tratamientos que apuntan a reducir el dolor, aumentar la movilidad y mejorar la función articulatoria. Uno de los puntos en lo que más se trabaja es en evitar la obesidad ya que esto obstaculiza dicha función y aun si no eres obeso, el ejercicio físico de la zona puede colaborar con la disminución del dolor. También, hay algunas drogas que el médico puede prescribir con este objetivo como analgésicos y antiinflamatorios.
En el caso de la artrosis, el tratamiento dependerá de la causa. Cuando se trata de una infección, se prescriben antibióticos. Si la causa es reumatoide o psoriásica, se recomiendan corticoides o fármacos antirreumáticos. No obstante, en casi todos los casos, es una buena idea reposar la articulación e ir ejercitándola con ayuda de su médico tratante o de un kinesiólogo para no forzarla.
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