La diferencia entre metáfora y personificación
¿Quieres saber qué diferencia hay entre metáfora y personificación? Estás en el lugar correcto - vamos a por ello.
La diferencia entre metáfora y personificación
La metáfora es un recurso literario. A través de esta se comparan dos cosas diferentes de forma no literal. A tener en cuenta que una metáfora no emplea elementos de comparación; sino que va a mencionar una cosa como si fuera otra. Por ejemplo; la risa de mi abuela es un manantial de alegría. Entonces; la forma de reírse de este adulto, ¿es una corriente de agua? Pues, no. Esta metáfora intenta mostrar que la abuela se ríe de tal forma que irradia felicidad.
En cuanto a las personificaciones (o también conocidas como prosopopeyas) son un tipo de metáforas. Por lo que una personificación es una figura de estilo que se caracteriza por atribuir propiedades humanos a otro; este otro puede ser un animal, un objeto (puede que sea abstracto o concreto) con el propósito de que estos hablan, actúan y tienen reacciones como una persona. Para comprenderlo mejor pensemos en este ejemplo; el árbol susurra con el viento, ¿realmente susurran? No. Se hace a la idea de que el árbol habla bajito (cómo podría hacerlo un ser humano) con el viento.
¿Qué otras características poseen la metáfora y la personificación?
Por lo que hemos visto; personificación, en definitiva, consiste en atribuir vida o cualidades propias de un ser racional o irracional tanto a alguna cosa inanimada cómo incorpórea o abstracta. Un caso de noción abstracta: fue abrazada por la muerte y la arrastró.
Una personificación es usada, por lo general, en la literatura para niños. ¿Con que fines? Con propósitos de promover la imaginación y el razonamiento en los pequeños. De esta manera lograr que comprendan los diversos aspectos de la vida y el mundo en el que se vive.
Por otro lado; una metáfora en algunos casos, puede embellecer una descripción y hasta resultar irónica y cómica. Podríamos decir que para que sea una metáfora deberá cumplir con tres elementos. Por un lado el objeto del que realmente se menciona (llamado de tener), por otro lado el objeto al que se nombre o invoca (llamado vehículo) y para concluir en metáfora debe haber una relación entre ambos términos; es decir un fundamento en el que se le atribuye características al otro objeto. Por ejemplo; el amor es un viaje en pareja. ¿Lo es? ¿Van de viaje a algún lado? No. No significa eso. Sino que hace referencia a que es un vaivén de situaciones y sentimientos que se deben atravesar en una pareja cuando hay amor.
¡Ahí lo tienes!
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